Hoy en día el mundo experimenta una etapa de constante cambio tecnológico. Redes sociales, equipos y electrodomésticos inteligentes, robots con inteligencia articifial, entre otras cosas, han marcado un hito histórico en la vida de millones de personas, quienes a partir de esta era han transformado sus hábitos, costumbres y su día a día para incorporar el uso de estas herramientas y plataformas digitales.
A pesar de todo este adelanto, la realidad nos habla de otras circunstancias más precarias en las que lo cotidiano no es habitual y se convierte en algo extraordinario. Ese es el caso de la electricidad. Según el Informe sobre el Progreso Energético elaborado por la Agencia Internacional de la Energía (AIE) y el Banco Mundial (BM)), presentado en el año 2018, al menos mil millones de personas todavía no cuenta con servicio eléctrico en sus comunidades, lo que representa un 13% de la población en el mundo.
Ante esta situación, la Organización de Naciones Unidas (ONU) fijó como uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 el “garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos”, planteamiento con el que muchos emprendimientos sociales se han familiarizado y hoy en día se encuentran trabajando para cumplir con este objetivo.
Una de estas iniciativas es Vitaluz, una startup mexicana, que provee con energía eléctrica a las comunidades que no cuentan con este servicio o que es irregular, a través de un sistemas off-grid de energía solar implementado con su modalidad prepago, con el fin de acoplarse a las necesidades y capacidades económicas de las personas sin acceso a la red eléctrica, siendo un 40% más baratos que las velas y un 75% más asequibles que los generadores de diésel.
Para hacerlo, esta organización instala en cada hogar un sistema gratuito que les permita a los usuarios comprar recargas de electricidad por día, semana o mes usando puntos de venta locales y a través de una aplicación móvil, la cual no necesita ni internet ni señal para poder funcionar. Al confirmarse la recarga, el sistema libera el tiempo de electricidad que ha sido comprado.
De esta manera, con cada recarga que se realiza, Vitaluz puede financiar la instalación, el mantenimiento, la asistencia técnica, los reemplazos y puede solventar cualquier situación que necesite. Yusef Jacobs, creador de esta startup, ha explicado en varias entrevistas que con esta iniciativa “también generamos empleos en cada sitio, porque quien vende las recargas se lleva una comisión, el técnico también, y contamos con una red de embajadores quienes reciben una remuneración por cada nuevo cliente. A todos ellos los capacitamos y les damos seguimiento”.
Y así, luego de algunos años de la creación del primer prototipo de Vitaluz “con una caja de galletas”, esta startup se ha convertido en un emprendimiento social que busca cambiar la realidad siendo sostenible y “al ser sustentable económicamente, puede ser mucho más escalable, puede crecer muchísimo, ya que no dependes de donaciones”.
“No está peleada la posibilidad de generar ingresos con la de generar impacto social, al contrario, van muy bien de la mano. En nuestro caso, entre más dinero tenga Vitaluz mejor le irá a las personas a las que nos dirigimos”, puntualizó Jacobs.